Forjada desde lo agrícola, la exuberancia del paisaje y el paso del ferrocarril de antaño tuvo como primer nombrado español de Isla de Laxa, luego Estación de Rinconada y, finalmente, Laja (1927). Emplazada en el encuentro de los ríos Biobío y Laja, se caracteriza por formaciones geológicas –de hace 13 mil años– que originan las cuatro caídas de agua de los Saltos del Laja, la laguna Señoraza ubicada en la trama de la ciudad e inspirada en Inés Suárez, las extraordinarias terrazas de la Roca del Indio, sus localidades y caseríos que guardan identidad cultural y su historia ligada al tren nocturno Santiago a Yumbel. Generaciones de chilenos, al amanecer, desayunaron con las cascadas de agua de fondo, para luego seguir a destino.