Si sus pies llegaban a perderse volvería sobre los olores y el color. Sueña con celestes de hace tiempo, tanto sueña, que acostumbrado al cian, las casas van haciéndose deformes . Todo acabaría siendo metáforas de niños, la calma de periódico y muralla; si no fuera por la terquedad de ensoñar el cielo, aterrizar con pies serenos a Dios y sus ángeles. Y aunque no lo diga, lo agradezco… (…) [pintura de don Óscar Toro Ibáñez, Lotino]